La muralla helenística, de al menos 9 kilómetros de largo, se erigió bajo el reinado de Lisímaco, en el siglo III A.C. En la actualidad más de tres kilómetros se mantienen muy bien conservados en el Monte Bulbul y el camino a la Casa de la Virgen María.
Existían tres entradas a la ciudad, La Puerta Magna (en el camino a la Casa de la Virgen María), la Puerta de Koressos (en la parte posterior del estadio) y el puerto. Estrabón, uno de los más célebres historiadores y cronistas de la antigüedad, escribió que la muralla tenía de 2,5 a 3 metros de espesor y estaba fortificada con torres de vigilancia.
Existe una importante torre, muy bien conservada, que ha sido llamada “La cárcel de San Pablo”, cerca del antiguo puerto de la colina. Según la Biblia, Pablo fue a Éfeso en su tercer viaje misionero y allí encontró seguidores de Juan Bautista y los bautizó en el nombre del Señor Jesucristo. Al poner sus manos sobre ellos, fueron alumbrados por el Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas y profetizar. Tiempo después, tras un discurso que causó gran alboroto, el apóstol decidió abandonar la ciudad pero se dice que fue capturado y retenido en esta torre antes de ser enviado a Roma para ser juzgado.