La Cisterna Basílica

Cisterna Basílica

Cisterna Basílica: El Palacio Sumergido de Estambul

Cisterna Basílica, conocida como Yerebatan Sarnıcı en turco, es una de las maravillas arquitectónicas más impresionantes de Estambul. Construida en la época bizantina por órdenes del emperador Justiniano I (527-565), esta cisterna subterránea servía como depósito de agua para abastecer al Gran Palacio de Constantinopla y otras edificaciones de la ciudad. Su belleza y magnitud le han valido el apodo de «Palacio Sumergido», convirtiéndose en un lugar de visita obligada para quienes recorren la histórica zona de Sultanahmet.

Historia y Propósito de la Cisterna

La Cisterna Basílica fue diseñada para garantizar el suministro de agua potable en caso de contingencias como asedios o sequías. Se construyó en el sótano de una antigua basílica, de la cual toma su nombre. El agua llegaba desde el Bosque de Belgrado, a unos 20 kilómetros al norte de Estambul, a través de los acueductos de Valente y Adriano. Esta obra maestra hidráulica podía almacenar hasta 100.000 metros cúbicos de agua, lo que la convertía en una de las cisternas más grandes del imperio.

La Cisterna Por Dentro

La estructura de la Cisterna Basílica abarca un área de 140 por 70 metros, sostenida por 336 columnas de 9 metros de altura, dispuestas en 12 filas de 28 columnas cada una. Estas columnas, muchas de las cuales fueron recicladas de templos y edificios antiguos, presentan una diversidad de estilos, incluyendo dórico, jónico y corintio. La atmósfera subterránea, con su tenue iluminación y reflejos en el agua, crea un ambiente místico y cautivador.

Hoy en día, los visitantes recorren la cisterna a través de pasarelas de madera que permiten observar el nivel de agua que aún permanece en el lugar. En este agua, ahora habitan peces y se pueden ver monedas lanzadas por turistas como símbolo de buenos deseos. Hasta finales del siglo XX, el recorrido se realizaba en pequeños botes, lo que añadía un toque aún más romántico a la experiencia.

Las Cabezas de Medusa

Uno de los mayores atractivos de la cisterna son las dos columnas que descansan sobre bases decoradas con cabezas de Medusa, figuras de la mitología griega conocidas por convertir en piedra a quienes miraban sus ojos. Estas cabezas, talladas en piedra, están colocadas de forma invertida y lateral, lo que ha generado numerosas teorías sobre su propósito. Algunos creen que se utilizaron simplemente como material de construcción reutilizado, mientras que otros piensan que tienen un simbolismo protector.

Cabeza de Medusa en la Cisterna Basílica

Un Tesoro Arquitectónico

La Cisterna Basílica es un testimonio de la ingeniería avanzada del Imperio Bizantino. Su capacidad para recoger y almacenar agua, junto con su diseño estético, demuestra cómo los arquitectos de la época combinaron funcionalidad y belleza. La cisterna fue utilizada durante siglos, incluso después de la conquista otomana, aunque eventualmente perdió su importancia con la llegada de los sistemas de suministro modernos.

Valoración

Aunque durante años permaneció relativamente desconocida para los turistas, en la actualidad la Cisterna Basílica ha ganado popularidad como uno de los puntos más fascinantes de Estambul. Su entrada, discreta y poco ostentosa, contrasta con el impresionante mundo subterráneo que aguarda debajo. Caminar por las pasarelas, rodeado de columnas y el sonido del agua, es una experiencia única que transporta a los visitantes a la época de Justiniano.

Recomendamos incluir la visita a la cisterna en cualquier recorrido por la zona de Sultanahmet. Es un lugar perfecto para descansar y disfrutar de la serenidad en medio del bullicio de la ciudad.

¿Dónde Está?

Yerebatan Cd, 2. A la izquierda de Santa Sofía.

Horarios

De miércoles a lunes: 9:00 – 18:30 horas.
Cierra los martes.

Precio

Adultos: 10 liras.

¿Cómo Llegar?

Tranvía: Línea T1, parada Sultanahmet.

Lugares Cercanos

  • Santa Sofía (176 m)
  • Mezquita Azul (352 m)
  • Museo de Arte Turco e Islámico (352 m)
  • Museos Arqueológicos de Estambul (470 m)